Hay muchas razones por las cuales podríamos orar.
Como por ejemplo: dar gracias, por el hecho de estar felices, para pedir ayuda y guía, quizás porque estamos tristes, a veces pensando en alguien más o porque no encontramos respuesta de otro modo.
Pero,
¿alguna vez hemos acudido a Dios por el único motivo de conversar con nuestro Padre Celestial?
Jesús, nuestro Señor,
nos enseñó a orar con su vida.
ÉL no solo lo hacía cuando 'era necesario' para reprender un demonio.
ÉL oraba todo el tiempo.
Es por eso que todo el Amor y Poder de Dios brillaban en ÉL.
Jesús se acercaba a Dios, nuestro Padre Celestial,
por AMOR. Jesús
disfrutaba de estar en la presencia de Dios, y se concentraba solamente en ÉL.
En ocasiones deseamos demasiado ver las manifestaciones del Espirítu Santo (lo cual no es malo en sí), pero no nos gusta ser guiados por el Espíritu Santo a veces.
Digamos un fuerte 'amén' a que Dios muestre Su poder en nuestras vidas. Pero si queremos
VIVIR EN SU AMOR Y PODER debemos concentrarnos en ÉL y
disfrutar de Su presencia a cada momento;
buscándole en oración, ayuno y estudio de la Palabra (Biblia).
Será ahí cuando el sanar enfermos, reprender demonios, tener palabra de sabiduría y todo el resto de dones y manifestaciones espirituales vendrán por añadidura.
Nuestro Padre Celestial las mostrará en nosotros y con nosotros.
Si deseas ser como Jesús, que su amor y poder brillen por medio de ti, entonces desde ahora
empieza a conversar con el SEÑOR, nuestro DIOS, sencillamente por amor.
ÉL te ama y desea mantener una relación personal y continua
contigo todos los días.